En general, la gente vive confundida en su relación con las tarjetas de crédito. Creen que están bien, pero no se dan cuenta de que en realidad están atrapados en el ciclo tóxico y dañino. El dinero plástico es excelente pero solo cuando puedes utilizarlo "si quieres", en vez de "no tengo de otra". En otras palabras, si eliges pagar con tarjeta teniendo ahora mismo el dinero en tu cuenta para saldarla de vuelta, estás bien. En cualquier otro escenario, uffff, estás arrastrando deuda, y una bastante cara. Veamos algunos escenarios comunes:
Ernesto tiene dos tarjetas de crédito y aunque sabe que los avances de efectivo son costosos, con frecuencia va al banco, pide un avance de efectivo y con ello paga una de sus tarjetas. Un par de semanas después, va al otro banco, retira efectivo de su segunda tarjeta y con ello paga la primera. "Nunca me atraso con mis pagos" dice sonriendo sin darse cuenta del error.
Miguel está en problemas. Tiene varias tarjetas de crédito y todas están al tope. Como no tiene crédito, tiene que resolver la mayor parte de sus gastos fijos con efectivo y apenas le abona el mínimo a sus plásticos. ¿Cuándo saldará sus deudas? "No lo sé, quizás cuando me gane la Loto" bromea mientras entra a comprar dos tickets.
Julia nunca financia su deuda de tarjeta de crédito. Cuando consume 3000 dólares con ella, religiosamente paga los 3000 dólares de vuelta antes de la fecha límite. Sin embargo, ¿cómo resuelve el resto del mes? Julia se encoge de hombros y dice "vuelvo a usar la tarjeta, ¡para eso la limpié!".
Julia, Ernesto y Miguel son tres prisioneros del ciclo nocivo de la tarjeta, y, con distintos niveles de estrés, los tres arrastran sus grilletes mes tras mes.
La magia de la regla 2 de YNAB
Frecuentemente encuentro personas que se asemejan a Miguel, Julia o Ernesto. Seguramente conoces varias personas como ellos, o te identificas con alguno. Yo fui los tres más de una vez por muchos años, y sé bien que nadie llega ahí intencionalmente. Muchos caen en el nocivo ciclo de las tarjetas por descuido, por desconocimiento o por falta de entendimiendo de lo que sucede con sus finanzas. Y de esos ocres vinos casi todos demasiado hemos bebido. ¿Cómo ayudar a nuestros amigos?
Miguel
Empecemos con Miguel, que es el caso más grave. Él necesita hacer un alto en seco para comprender su situación. Debe convencerse de que requiere una drástica intervención de intenciones. Sus prioridades no están claras y probablemente ni tiene idea de cuánto cuesta su mes. Necesitaremos revisar sus gastos fijos y hacerlo entrar en un "compromiso de incomodidad temporal" en el que deberá reducir sus gastos al mínimo, explorar formas de generar más ingresos (pedir aumento de salario, cambiar de empleo, vender algunos bienes, por ejemplo). Analizaremos sus deudas y acordaremos atacarla con alguna de las técnicas de emergencia.
Luego de aplicar la regla 1 de YNAB (darle oficio al dinero contante), ayudaremos a Miguel a separar al menos un poco de dinero para abonarlo a la primera deuda elegida, manteniendo las demás con su pago mínimo y cubriendo los intereses de todas. El objetivo es detener la hemorragia de fondos. Miguel requerirá de bastante seguimiento, pero si se mantiene dentro del plan, gracias a aplicar la regla 2 de YNAB (mensualizar los gastos extraordinarios), en algún tiempo conseguirá saldar una de sus deudas totalmente. Rinse and repeat.
Ernesto
Este es un caso parecido, pero con algo más de holgura. Ernesto no tiene conciencia de los costos de su "tecnica", así que lo primero es poner en blanco y negro las desventajas de pagar una deuda cara con otra deuda cara. Su situación también va a requerir la regla 2 de YNAB para poner a dieta sus gastos y buscar alguna fuente rápida de ingresos. El ciclo de Ernesto empezará a romperse cuando pague una tarjeta sin requerir avance de efectivo de otra, pues no tendrá que pagar el sobreprecio de ese dinero y no usará el crédito de una tarjeta para cubrir la primera. Tendrá que mantenerse en ese proceso por unos meses hasta que ya pueda tener sus tarjetas limpias.
Julia
Julia se asombra cuando se entera de que a pesar de que nunca financia su tarjeta ella también es prisionera de sus cadenas. Esto se conoce como "deuda flotante", una que cambia cada mes, pero nunca desaparece. Muchas personas piensan que tener deuda flotante es algo normal de la vida. No lo es. La situación de Julia es similar a vivir sobre un nido de serpientes a punto de atacar. Al cubrir su mes con crédito, estaba expuesta a que cualquier emergencia la sacara de balance y tuviera que financiar su deuda, algo que muy fácilmente la llevará a los niveles de Ernesto o Miguel.
Para Julia la regla 2 de YNAB implica una dieta menos severa con el objetivo separar más dinero cada mes para saldar su deuda de tarjeta de crédito y tener todo el balance disponible a su favor. Debe llegar a un punto en el que cuando vaya al supermercado y consuma 300 dólares, pueda pagar esos 300 dólares en el estacionamiento, manteniendo su tarjeta en cero y ganando los beneficios de la tarjeta de crédito.
¿Suena fácil?
Mentiría si te dijera que es fácil. Escapar de la oscura prisión de las tarjetas es una labor titánica que tomará un tiempo, dependiendo si eres Julia, Miguel o Ernesto (o algún otro caso más endiablado, como el de personas que se apoyan en prestamistas). Sin embargo, no hay ninguna otra manera realista de lograr romper los grilletes de las tarjetas de crédito.
Quizás pudieras conseguir que alguien te preste una fuerte suma de dinero sin cobrarte intereses. Esto suele pasar entre amigos o familiares muy cercanos, pero muchas veces es una trampa horrible. Si no cambias tus hábitos de consumo, seguramente regresarás a tu deuda con el añadido de tener un nuevo enemigo: tu examigo o un familiar que jamás volverá a saludarte.
Quizás haya alguien dispuesto a regalarte el monto de una de tus deudas para que te liberes de ella instantáneamente. Normalmente, los padres son quienes "meten la mano" por sus hijos de esta forma, pero ¿realmente estás consciente del sacrificio que están haciendo por ti al salvarte de tu deuda? Además, hay que reiterar: si no cambias tus hábitos de consumo, lo más probable es que no saldrás de la olla, y no habrás aprendido nada en el trayecto. Y no olvides que Supermán no estará siempre para salvarte.
Quizás te ganas la lotería, pero yo nunca te recomendaría que desperdicies tu dinero en juegos de azar. Si eres alguien aficionado a esta dañina afición, por favor estudia lo que son las probabilidades, pues no estás consciente del peligro que corres.
O quizás consigas un préstamo de consolidación de deudas, un excelente instrumento que salda tus tarjetas y te cobra una tasa de interés mucho menor. Este quizás sí es válido y recomendable, pues es mucho mejor pagar un solo préstamo con una tasa reducida, que tener varias deudas caras. Sin embargo, dudo mucho que Miguel o Ernesto pudieran conseguir ese préstamo dada la profundidad de su olla. Julia quizás sí lo obtendría, pero su situación no amerita incurrir en una deuda nueva, a ella le iría mejor con una dieta ligera que la saque del ciclo nocivo de la tarjeta poco a poco, sin pagar un centavo de interés.
YNAB te enseña a priorizar tu dinero, y la principal razón de esa la priorización es que vayas saliendo del ciclo de la deuda, especialmente de la más cara, la deuda de tarjeta de crédito. Si tienes meses (o años, yikes!) financiando tus tarjetas, o viviendo con deuda flotante, definitivamente necesitas esto. Usando la regla 2 de YNAB para eliminar tu deuda de tarjeta de crédito totalmente te colocará en una posición privilegiada para diseñar el tipo de vida que quieres vivir.
¿Crees que estás en posición para empezar? Agenda ahora una cita exploratoria conmigo y te ayudaré a determinar si eres Miguel, Julia o Ernesto (o alguien más).
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