Todos alguna vez empezamos un nuevo año armados de buenas intenciones, convencidos de que esta vez sí lograríamos cultivar los hábitos que cambiarían nuestras vidas. Tristemente la mayoría de nosotros también debe confesar que hemos fallado consistentemente cada vez. Hacer resoluciones de año nuevo no es una mala idea, pero hacerlas sin un plan, es la crónica de un fracaso anunciado.
Personalmente, hace muchos años que entendí que no necesitamos fechas mágicas ni ocasiones especiales para empezar a hacer cambios en nuestras vidas. Creo que muchas veces, esas posposiciones hasta que llegue "el momento ideal" son excusas y justificaciones. Pero vaya, estamos a punto de estrenar un nuevo año y quiero pedirte que te detengas. Sentémosnos a pensar. Literalmente, a pensar. Vamos a…
Mirar p’atrá

Si el año fuera una vasija de barro que has moldeado con tus manos (como en Ghost, pero menos romántico), al terminarla seguramente la examinarías para ver cómo te quedó. Spoiler alert: ¡Cada uno de tus años es una vasija que has moldeado con tus manos! ¿Por qué no aprovechas que terminaste esta para ver qué tal te quedó?
A muchos de nosotros nos cuesta ver lo positivo en las cosas. Probablemente estás leyendo esta sugerencia y piensas "con lo mal que me fue, no quiero deprimirme recordando". Y esa es precisamente la mejor razón para examinar lo que hemos vivido: Cambiar la perspectiva. Aunque hayas sufrido decepciones, fracasos y estrecheces, siempre encontrarás razones para agradecer. ¿Una prueba? Simple: Estás aquí, leyendo esto.
Ok, dejando a un lado el habifismo, la realidad es que mirar al pasado debe tener además el quirúrgico propósito de examinar muy cuidadosamente lo que pasó en nuestras vidas. Y aunque el enfoque en Sal de la Olla son las finanzas personales, es muy válido mirar el pasado reciente con tantos cristales como sea necesario.
¿Qué tal estuvo tu salud? ¿Ganaste peso? ¿Tomaste cuidado de tu dieta? ¿Volviste a regalarle mucho dinero al gimnasio o justificaste la cuota? ¿Sufriste alguna enfermedad o trance médico? ¿Te agarró alguna variante del COVID? ¿O te fue súper bien?
¿Qué de tu carrera profesional? ¿Creciste o te sientes estancado? ¿Iniciaste algún emprendimiento? ¿Nuevos estudios y aprendizajes? ¿Cambiaste de empleo, o quizás tomaste un trabajo adicional?
Tu salud mental, ¿cómo está? ¿Has prestado atención a los niveles de estrés y ansiedad? ¿Depresión, quizás? ¿Fuiste a consulta, ojalá? La salud mental es tan (o quizás más) importante que la física, ya deberías saberlo.
¿Hiciste amistades significativas en este año? ¿Fuiste a conciertos? ¿Tomaste vacaciones? ¿Viajaste? ¿Cuántas funerarias, cuántas fiestas de cumpleaños? ¿Empezaste algún hobbie? ¿Reconectaste con amigos de tiempos pasados?
Y sí, ¿cómo estuvieron tus finanzas? ¿Más o menos deudas que el año pasado? ¿Saldaste algo, o te metiste en otro financiamiento? ¿Ahorraste? ¿Aumentaste tus ingresos, o quizás ahora ganas menos?
El factor común de estas y muchas otras preguntas que necesitas hacerte es que puedes (y debes) cuantificarlo TODO. "Lo que no se mide no se puede mejorar" sentenció Lord Kelvin hace mucho tiempo. Y este es el punto donde muchos fallan: Nunca llevan registros de nada, y por tanto viven a la deriva. Es asombrosa la cantidad de personas que nunca se ha preguntado cosas simples como "¿me gusta mi trabajo?" o "¿soy feliz en esta relación?" y se pasan la vida zambullidos en arenas movedizas de las que la única manera de empezar a salir es cuestionándose todo; lo bueno, lo malo y lo peor.
Por eso no es mala idea detenerse a mirar p’atrá y pasar balance al año de manera agradecida y minuciosa a la vez. Existen montones de maneras para hacer este ejercicio. Hoy me gustaría proponerte hacer la Rueda de la Vida.
Desarrollado por Paul J. Meyer en 1960, la Rueda de la Vida es una "gráfica de radar" que considera ocho aristas centrales de la vida. En cada eje debemos evaluarnos en una escala que generalmente va de 1 a 10, y luego, al unir cada puntaje obtendremos una representación de cuáles son nuestras fortalezas y debilidades en las aristas analizadas. Por supuesto, este es un ejercicio muy simple y por sí solo carece de rigor científico y profesional. Aún así, la Rueda de la Vida suele ser una excelente fuente de orientación, pues nos permite examinar rápidamente diversas facetas de nuestro estado personal.
A fin de hacer más abarcadora la autoevaluación, he creado un PDF descargable gratuitamente, con cinco preguntas en cada eje propuesto, a fin de que si lo deseas puedas evaluarte de manera individual.
Si haces el ejercicio, terminarás con un mapa de las aristas de tu vida, y cada una tendrá un valor, un indicador, un KPI. Y con tu Rueda de la Vida completada, te aseguro que será mucho más sensato mirar p’alante y plantearte metas realistas para el nuevo año.
Un consejo final: ¿Recuerdas las metas S.M.A.R.T. que aprendiste a usar en el colegio o la universidad? ¡Esta es una excelente ocasión para que tus metas y resoluciones del nuevo año tengan la esperanza de verse cumplidas!
¡Buena suerte y feliz nuevo año!
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